Cubre nuestro corazón, con tu abrazo de madre tan amoroso que es capaz de quitar cualquier dolor y pena.
Danos tu ternura y dulzura, que sale del profundo sentimiento que brota sobre nosotros como manantial cristalino y puro que lava nuestra alma.
Convierte mi alma árida, en jardín de tú esparcimiento con la luz de nuestro señor de gloria y majestad.
Purifica con tú crisol, mis caídas y males para que pueda dar fruto eterno mi corazón envuelto en el fuego de Dios Padre que da vida.
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